- Las dos Fundaciones se han unido para que 15 jóvenes desempleados, sin Educación Secundaria Obligatoria estudien formación profesional.
Trofeos, libros, mochilas en el suelo, cuatro mesas grandes con sus reglas, lapiceros y planos. Todo esto se encuentra en el aula del profesor del módulo de Instalaciones Electrotécnicas y de Telecomunicaciones del centro de la Asociación Norte Joven (Madrid). El educador Antonio Cozas explica que en esta escuela se práctica y se aprende a cómo realizar y diseñar instalaciones eléctricas en las distintas habitaciones de una casa (cocina, dormitorio, salón, etc) y de edificios. Cozas dice que esta “educación dual y personalizada permite que los chavales entren con más facilidad al mercado laboral”. Al mismo tiempo que realizan este módulo, los chavales estudian la E.S.O., aprenden a desarrollar sus capacidades sociales y emocionales con los talleres de empleabilidad que les enseñan en la organización. Lo más difícil en este curso, según el profesor Cozas, es cambiar la negativa actitud de estos chicos cuando llegan por primera vez: “es complicado hacerles ver que tienen obligaciones, que deben respetar las normas y que el esfuerzo vale la pena”. Son adolescentes que su situación de vulnerabilidad les ha alejado de la sociedad y de las normas básicas establecidas.
Una ventana al mundo para los jóvenes
“Ha sido una vida para mí”, así de contundente se muestra Michael cuando explica lo que significa volver a la escuela. Este joven de origen africano de 25 años lleva desde septiembre en este curso de electricidad. Michael es un refugiado que lleva cinco años viviendo en España. Antes de establecerse en nuestro país, se formó en la Universidad de Malaui en recursos humanos. Ahora, él sigue ampliando su formación para conseguir un trabajo que le permita vivir en Madrid.
Su día comienza a las 6:30 horas de la mañana. Desayuna, toma el metro y comienza las clases del curso de Instalaciones Electrotécnicas y de Telecomunicaciones en Edificios a las 8:00h. Cuando se acaban las clases a las 14:30, se dirige la autoescuela para sacarse el carnet de conducir. “Me siento bien y me hace feliz este curso de electricidad” asegura Michael.
También está Fernando, de 18 años, cuyo sueño es seguir estudiando y llegar a la universidad. Y Sergio, que quiere dedicarse a la instalación eléctrica de edificios. “Ahora sé que valgo. Esto es una segunda oportunidad”. Al acabar el curso en junio, los estudiantes obtendrán el Certificado que les permitirá entrar en el mercado laboral y continuar con sus estudios.